La Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial ha sido el marco que ha propiciado una noticia de alcance mundial. Corea del Sur y Corea del Norte han aparcado sus diferencias políticas para presentar conjuntamente la candidatura del ssirum o ssireum, la lucha tradicional, a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. En 2013, Corea del Sur presentó la candidatura de la preparación del kimchi, la col fermentada tan característica de su alimentación. En 2015, Corea del Norte presentó la elaboración del kimchi a la misma lista y ambas propuestas fueron aceptadas.
En 2017, las dos Coreas presentaron, por separado, la candidatura de la lucha tradicional coreana a la Lista y la UNESCO, a través de su directora general, Audrey Azoulay, inició discretas conversaciones con los dos países para estudiar la posibilidad de unificar las dos candidaturas, de acuerdo con el espíritu de la Organización y de la Convención. Tras meses de trabajo, las conversaciones dieron sus frutos y el 26 de noviembre la propia directora general anunciaba la presentación de la candidatura conjunta, que fue aprobada de manera excepcional y entre los aplausos de todos los miembros del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y de las cerca de 400 personas que seguían la reunión en directo.
Cada año se presentan varias candidaturas compartidas entre dos o más estados, pero a nadie se le escapa la transcendencia de este caso, puesto que demuestra que el patrimonio cultural inmaterial (PCI) es una herramienta útil para promover el acercamiento y la colaboración entre países tan alejados políticamente. De este modo, el PCI pone de manifiesto también su contribución posible a la prevención y resolución de conflictos.
Desgraciadamente, la misma reunión del Comité ha visto también cómo Armenia y Azerbaiyán han utilizado una vez más el patrimonio cultural inmaterial para reproducir sus disputas territoriales en torno a la región de Karabaj. Pero precisamente este litigio evidencia que el PCI puede utilizar en sentido contrario, de manera positiva, como han demostrado las dos Coreas. Sólo se necesita voluntad.